Animarse en una fachada difícil de la ciudad

Posteado en A VOS CIUDAD el 1 de Agosto de 2008.

El edificio lindero a la catedral basílica
Coherencia en esta fachada de la ciudad de Barcelona

Hace algunas semanas analizamos en este espacio, la fachada que da a calle República, en la plaza 25 de mayo. Reflexionábamos sobre la importancia de rescatarla y ponerla en condiciones para el turismo.
Continuando con el análisis, pensemos qué sucede con la fachada oeste que da a la plaza, en la que se encuentran la Catedral y la Casa de Gobierno. Convengamos que estos edificios tienen un gran valor simbólico para nosotros. Ambos representan el poder: de la iglesia y el gobierno. Además, con el “plus” que en ambos, intervino la mano del arquitecto Luís Caravati, tan caro a nuestros valores.

Desde hace un tiempo se habla, acertadamente, de la puesta en condiciones del frente correspondiente a la santería, ubicada entre la catedral y el Club Social. El edificio, según los planos originales, estaba destinado para dos locales comerciales a la calle y por el centro estaba el acceso a una sala de cine ubicada atrás. Con el tiempo, la función cambió y hoy en día es un gran local comercial único.

Existe la posibilidad de que la obra se lleve a cabo con partidas de las regalías mineras, previstas, entre otras cosas, para poner en condiciones las fachadas de los edificios de la ciudad por el bien de la actividad turística.

Sería conveniente señalar que, como decía el arquitecto Mies van der Rohe en 1924, habría que tener en cuenta “el espíritu del tiempo al hacer arquitectura”. Concretamente: ¿por qué hacer una fachada historicista en dicho edificio “a lo neoclásico”, cuando podemos hacer una fachada contemporánea? Recordemos lo que dijo el arquitecto Mies y luego retomemos la idea:

“Los templos griegos, las basílicas romanas y las catedrales medievales, son significativas para nosotros como creaciones de toda una época. Son la pura expresión de su tiempo. Su verdadero sentido es que son símbolos de su época”.

Resaltemos la oración: “son la pura expresión de su tiempo”. Continuemos con el pensamiento del arquitecto alemán:

“La arquitectura es la voluntad de una época traducida al espacio. Hasta que esta simple verdad no sea reconocida, la nueva arquitectura será insegura y vacilante. Hasta entonces será un caos de fuerzas sin dirección. Una cuestión como la de la naturaleza de la arquitectura tiene importancia decisiva. Debemos entender que toda la arquitectura está basada sobre su propio tiempo, que sólo puede manifestarse en tareas vivas y en medio de su propio tiempo. En ninguna edad ha sido de otro medio”.

Resaltemos ahora la oración: “la arquitectura está basada sobre su propio tiempo” Continuemos con el Maestro:

“Es inútil escoger el uso de formas del pasado en nuestra arquitectura. Incluso el más fuerte talento artístico fracasará en este intento. Una y otra vez vemos arquitectos de talento que fracasan porque su obra no está a tono con su época. En última instancia, pese a sus grandes condiciones, son aficionados; no cambia nada que se equivoquen entusiásticamente. Es una cuestión de principios. Es imposible ir hacia adelante y mirar hacia atrás; quien vive en el pasado no puede avanzar.

“Si descartamos todas las concepciones románticas, podemos reconocer las estructuras de piedra de los griegos, la construcción en ladrillo y hormigón de los romanos y las catedrales medievales, como triunfos, todos ellos, de la ingeniería. Podemos estar seguros de que los primeros edificios góticos fueron vistos como intrusos en su ambiente románico”

Repensar…

¿Qué pasaría si en la fachada de la santería analizada, se construyera la misma en acero y cristal? No pasaría nada, salvo que haría mucho calor en su interior y costaría mucho dinero acondicionarlo y que habría que repensarlo en función de esta variable ambiental. Pero si respetamos en esta fachada el código tácito que nos dejó Caravati cuando “construyó” esta hermosa ciudad, de no competir en altura con el atrio de la catedral y respetar una línea municipal, de la que sólo puede “salirse” la iglesia del arquitecto italiano (como el Club Social y el basamento del edificio de la esquina) estaría todo bien.

¿Por qué hacer un frente “historicista” lleno de molduras rebuscadas, como el decorado de una torta de cumpleaños, si podemos hacer un frente que “exprese nuestro tiempo”? Una fachada simple, económica, armoniosa con el entorno, sin “ruido” y con el buen criterio de no volver al pasado imponiendo una falsedad…

La ciudad es un organismo vivo… ¡como nosotros! A medida que vivimos la vida, que es maravillosa, vamos cambiando nuestra indumentaria, pero nosotros seguimos siendo en esencia los mismos.

En la fotografía, por ejemplo, pueden ver un edificio de viviendas proyectado por el arquitecto catalán Josep Llinás, en un terreno en Ciutat Vella (el casco antiguo de Barcelona). Un ejemplo de muy buena arquitectura contemporánea –“respetando códigos”– en medio de una zona histórica muy complicada, ¡nada menos que cuatrocientos años de historia! No pasa nada… Aquí se aplica el pensamiento del maestro de la arquitectura moderna Mies van der Rohe, cuando dice: “Nuestros edificios utilitarios sólo pueden hacerse dignos del nombre de arquitectura, si interpretan fielmente su tiempo…”

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