Caminando por nuestras calles

Diseño de calle de una ciudad, en la que el protagonista es el peatón. El turismo lo agradece y valora.
Diseño de calle de una ciudad, en la que el protagonista es el peatón. El turismo lo agradece y valora.

Hace unos días atrás, por la mañana, caminábamos con un grupo de alumnos de una escuela polimodal por las calles de la ciudad, en el marco del taller de concientización turística “Buenos Anfitriones”, cuando notamos que el centro de la ciudad lucía distinto.

Justamente, en ese momento, había un pequeño grupo de personas manifestando en las inmediaciones de la Casa de Gobierno y por tal motivo los agentes de tránsito impedían el acceso de los automóviles alrededor de la plaza 25 de mayo y habían retirado los vehículos oficiales, que siempre se encuentran estacionados frente al palacio gubernamental.

El paisaje urbano era otro. Se sentía la ciudad de otra manera. Se podían apreciar en toda su majestuosidad el Ancasti y el Ambato con sus colores, luces y sombras. La gente caminaba más cómodamente por las calles y dejaba de hacerlo apretadamente por las aceras, para lanzarse por las calzadas libres de los vehículos, que normalmente circulan a gran velocidad.

Los que estábamos en ese momento reflexionando sobre las posibilidades de construir una ciudad turística, en base al conocimiento de nuestro patrimonio cultural y natural, pensábamos qué interesante sería que las calles fueran de los peatones.

En una oportunidad nos visitó el arquitecto Luís Grossman, una persona muy sensible a los temas urbanos, ex colaborador del diario La Nación en su suplemento de arquitectura y actual Director del Casco Histórico de la Ciudad de Buenos Aires y a la pregunta de rigor, antes de partir de San Fernando de Catamarca, sobre qué le había parecido ésta, respondió con total naturalidad: “no puedo emitir opinión, ya que cada vez que me disponía a ver las montañas al fondo de las calles y la arquitectura que tienen, debía tener mucho cuidado que no me atropellara un auto…”

Sin lugar a dudas los conceptos expresados por Grossman son muy duros, pero es nuestra realidad. Los automóviles se adueñaron de nuestras calles y como si fuera poco, en las últimas décadas se han derribado decenas de casas con valor arquitectónico, para dar lugar a playas de estacionamiento. El automóvil está generando, sin darnos cuenta, caos y destrucción en el área central de la ciudad.

Por lo tanto, es hora de que se tomen las decisiones que muchos vecinos de esta ciudad afirman en sus diálogos informales, sobre la necesidad de que el municipio –junto a los organismos correspondientes– se pongan de acuerdo en tomar medidas que nos beneficiarían turísticamente, como por ejemplo lograr:

Una ciudad en la que el peatón sea el verdadero dueño de la calle. Podrían habilitarse algunas arterias del casco céntrico, en los horarios de actividad comercial y administrativa, para uso peatonal.

Una ciudad en la que no estacionen los ómnibus turísticos en las calles laterales de la plaza principal, sino un poco más alejados, para que los turistas recorran el centro beneficiando la actividad comercial.

Una ciudad en la que el servicio de transporte público de pasajeros sea protagonista, organizando eficientemente las paradas de colectivos cerca de la plaza principal.

Una ciudad con más árboles en calles semi-peatonales, para resguardarnos de los calores del verano.
Una ciudad en la que los autos oficiales no estacionen más al frente de la Casa de Gobierno y destinar en todo caso un estacionamiento especial para el gobernador dentro de la misma, eliminando así esas desagradables cadenas que se encuentran en la actualidad.

Ilustran esta nota dos fotografías en las que pueden apreciarse cómo cambia el paisaje urbano y los beneficios que trae para el turismo, impidiendo el ingreso del auto en determinadas horas del día o bien ampliando las veredas, como el caso de la ciudad de La Rioja, mencionado en este mismo espacio en otra oportunidad.

Nuestra ciudad sin autos estacionados o circulando. Los peatones son los dueños del espacio público.
Nuestra ciudad sin autos estacionados o circulando. Los peatones son los dueños del espacio público.

Cuentan que Catamarca quiere decir “pueblo pequeño” (además del conocido “fortaleza de la montaña”) Tal vez deberíamos honrar este significado diseñando una ciudad más amable, más humana, más cercana, como lo experimentamos gratamente esa mañana. Habría que animarse…

Reconocimiento

El 11 de junio de este año la Cámara de Diputados de la Provincia de Catamarca declaró de Interés Cultural y Educativo, los Talleres de Concientización Turística “Buenos Anfitriones”, destinado a docentes y vecinos que están involucrados en los servicios turísticos de la ciudad. El objetivo del taller es el de producir en forma paulatina, una revolución cultural en materia turística, de cara al Bicentenario de la Patria.

En el texto de la Declaración, se destaca y valora el trabajo conjunto de los sectores públicos y privados que llevan adelante la iniciativa: Instituto Municipal de Turismo, Consejo Asesor de Turismo Municipal de San Fernando del Valle de Catamarca y A vos Ciudad, que formula la iniciativa.

Los diputados presentes en el recinto, durante la sesión ordinaria de los días miércoles, se comprometieron a participar del taller en breve, como lo hicieron ya en su oportunidad las autoridades municipales y concejales de la ciudad con el intendente a la cabeza.

La iniciativa de la declaración surgió del diputado Mario Alberto Perna, luego de asistir al taller organizado para los dirigentes.

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