El futuro es volver al barrio

El futuro es volver al barrio
El futuro es volver al barrio

Empieza a ser razonable pensar que el futuro podría estar en el pasado. En arquitectura, mientras las formas indefinidas de las computadoras dibujan el perfil de las nuevas ciudades, los jóvenes arquitectos apuntan a otro lado. Así lo han reconocido este año los premios que desde hace una década concede la revista británica Architectural Review (AR) al talento emergente. Entre los menores de 40 años que se llevan el nuevo galardón hay un equipo español.

Con su hotel Aire, levantado con palets reciclados y componentes prefabricados en el desierto navarro de las Bardenas Reales, Emiliano López (argentino) y Mónica Rivera suman su talento al elenco de españoles (Ecosistema Urbano, Aparicio y Fernández Elorza o GPY) que ya han sido reconocidos en otras ediciones. Este año la arquitecta alemana de 31 años Anna Heringer ha conseguido, por segunda vez, el premio, y por un proyecto en Bangladesh. Hace tres años ganó por construir una colorida escuela de barro, y esta vez lo ha hecho por tres viviendas sostenibles de barro y bambú levantadas en Rudrapur. Con ventilación natural y agua caliente obtenida gracias a los paneles solares, las de Heringer son las primeras casas de barro de Bangladesh que se construyen con fosa séptica.

Eso es construir un futuro porque la mayoría de estas viviendas están mal planificadas. Es decir, cuentan con los recursos materiales y humanos para hacerlas, pero les falta el diseño para mejorar la vida en su interior. Heringer y el grupo Base Habitat les han demostrado cómo hacerlo. Las oficinas que Alberto Mozó construyó en Santiago, Chile, para una empresa de productos informáticos obtuvo el tercer premio. El chileno construyó un edificio que puede desmantelarse y reconstruirse en otro lugar. La razón de esa construcción en seco con maderas de Arauco es medioambiental y ofrece un entorno natural -de piezas de madera- a un cliente que vende tecnología.

Y renuncia a las posibilidades urbanísticas del terreno -que permitía crecer hasta 12 plantas- para ponerse al nivel y la altura del resto de las casas del barrio. Con estos tres proyectos, los premios Architectural Review de este año auguran un futuro arquitectónico que pasa por reconocer el pasado.

(Nota publicada en el suplemento Arquitectura del diario La Nación 31-12-2008)

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