Aprender de La Rioja

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La Rioja, un ejemplo a imitar.
La Rioja, un ejemplo a imitar.

Las ciudades de San Fernando del Valle de Catamarca y la de Todos los Santos de la Nueva Rioja, tienen muchas cosas en común, como las calles del casco histórico, que son angostas. Esto tiene una explicación: cuando ambas se fundaron, no existía el automóvil. La gente se trasladaba por sus calles a caballo, en carreta o a pie. Con la incorporación del coche en el siglo pasado y en estos últimos años con el aumento desmesurado del mismo, el tema se complicó.

Muchas veces se habla de recuperar la ciudad para el hombre, de jerarquizar los espacios públicos abiertos para la vida ciudadana. Todos tenemos derecho a usar estos espacios democráticamente, pero las calles se tornaron intransitables, especialmente, en algunos momentos de día.

Lamentablemente, la calle ya no es más propiedad del peatón. El automovilista se apropió de ella. Los autos corren a gran velocidad y algunas arterias se han transformado en verdaderas autopistas. Agravado a esto, que los motociclistas no respetan las reglas mínimas de convivencia. Éstos ni siquiera usan casco sobre sus cabezas.

Poco a poco olvidamos que la calle es aquel espacio urbano donde el tránsito vehicular debería estar limitado, prevaleciendo la circulación de peatones. Esto no significa que debemos transformar las mismas en ”autopistas de peatones” como es el caso de la calle Florida en Buenos Aires, donde hoy en día es imposible que un bar se instale allí para que la gente pueda sentarse a tomar un café y entablar una conversación.

Mencionamos al principio a la ciudad de La Rioja, comparándola con Catamarca, porque si el lector de esta columna tiene la oportunidad de visitar aquella ciudad, podrá verla cambiada… para mejor. Y es que el municipio de La Rioja decidió, hace un tiempo, peatonalizar y semi-peatonalizar algunas calles de su casco céntrico.

Como se observa en la foto, las calles se tornaron “amigables” para el peatón que ahora puede disfrutarlas y sobre todo el turista, que puede “caminar” por la ciudad sin encontrarse con la prepotencia del automovilista. Nótese que inclusive se da una situación mixta de calzadas angostas para descongestionar el tránsito vehicular y aceras anchas con árboles y equipamiento para disfrute de los peatones.

Las calles de La Rioja se transformaron en espacios para el encuentro de la gente. Seguramente habrá muchas críticas para hacer sobre el sistema de iluminación o la todavía escasa cantidad de árboles en algunos tramos de las calles, pero el proceso de cambio comenzó.

Quizás en estos casos conviene “tomar el toro por las astas” por parte del municipio, como lo hizo La Rioja, sabiendo que el caos del tránsito automotor perjudica enormemente la actividad turística. Es como cuando una persona fuma excesivamente… la solución es quitarle el cigarrillo… Por su bien.

A pesar de las audiencias, que se llevaron a cabo en nuestra ciudad hace un tiempo para obtener como resultado la materialización de la doble mano de calle Rivadavia al frente de la plaza principal, en estos días quien escribe estas líneas se encontró con vecinos que rechazan la situación actual del automóvil en el casco céntrico. Es así que paso a contarles dos ejemplos comentados por ellos.

El primero tiene que ver con la iniciativa de los comerciantes de calle Chacabuco, quienes solicitan la transformación en peatonal del tramo comprendido entre Sarmiento y Salta. Los comerciantes fundamentan su pedido en una experiencia previa que se llevó a cabo cuando se realizó la repavimentación de la arteria, ocasión en la que se pudo comprobar que los peatones podían circular mejor sobre esta zona, ya que el ancho de las veredas y el excesivo tráfico dificultan su paso.

El segundo está referido a la opinión de los taxistas agrupados en una cooperativa, quienes sostienen que el tránsito automotor debería restringirse en algunos momentos del día en el casco céntrico de la ciudad. Sólo deberían circular taxis y ómnibus. Añadiendo a esto la posibilidad que los directivos de las escuelas que se encuentran en el centro, emprendan acciones para trasladar a sus alumnos hasta determinadas calles para el ascenso y descenso de los niños. Es que parece increíble que algunos padres lleven en auto a sus hijos a la escuela, a pesar de vivir muchos de ellos a pocas cuadras del establecimiento.

Una revolución cultural…

En Catamarca, una situación que a la larga lamentaremos.
En Catamarca, una situación que a la larga lamentaremos.

Como dice Francesco Tonucci “La ciudad ha renunciado a la condición de lugar de encuentro” Por lo tanto, es una idea equivocada pensar que cuanto más circule el auto por el centro se verá favorecida la actividad comercial. Sobre todo si tenemos en cuenta que el primer eje estratégico de las Bases del Plan Urbano Ambiental de nuestra ciudad, nos habla de desarrollar ésta a través de la actividad turística.

No debemos pensar tampoco, en extremos como los de la ciudad de Córdoba. Pero un ejemplo intermedio por su escala, como el de La Rioja, no estaría mal, inclusive con la incorporación de un techo verde con árboles de gran follaje para disminuir el calor en el verano.

El municipio debería tomar cartas en el asunto y solucionar la ingeniería del tránsito automotor para evitar el congestionamiento en el centro, alejándolo de la plaza 25 de Mayo y propiciar el uso semi-peatonal de algunas calles.

Nuestras plazas podrían conformar, junto a algunos corazones de manzana y estas calles semi-peatonales, un sistema de paseos que redundaría en una mejor calidad de vida para los vecinos y propiciaría una mejor recepción al turista.

Podés escuchar la entrevista que le hicimos al estudiante de arquitectura Marcos Carrión, quien nos cuenta su experiencia de caminar por calles amables con el peatón.

Basilio Bomczuk
Basilio Bomczuk
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Un comentario en “Aprender de La Rioja

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