Hace un par de semanas tuve la oportunidad de viajar a la ciudad de La Plata, para conocer la única vivienda que Le Corbusier diseñó y construyó en Latinoamérica: la casa Curutchet.
Ya habrá ocasión para comentarles la impresión que tengo de esa visita, pero ahora quiero hablarles de otro edificio que vi en la capital de la provincia de Buenos Aires y que me hizo pensar en su relación con otros temas referidos a la arquitectura.
Se trata de su catedral, que esta considerada como una de las diez iglesias más importantes del mundo. El templo mayor platense, en estilo neogótico, tomó como antecedente la forma de la catedral gótica “clásica” del norte de Francia, como también del gótico alemán y en especial de la catedral de Colonia.
La conjunción de arte y tecnología, de tradiciones artesanales y técnicas constructivas actuales y novedosas, caracterizaron el desarrollo de las obras del completamiento, en el siglo XX, de la catedral de La Plata.
Además de llamarme poderosamente la atención la escala de este templo neogótico, comparado con otros de estilo gótico, vino a mi memoria las reflexiones que hizo el maestro Mies van der Rohe sobre la catedral de su ciudad natal, Aquisgrán.
Es sabido que el arquitecto alemán, comentaba con sus interlocutores las ocasiones en que, siendo un muchacho, acompañaba a su madre a la misa matinal en esa iglesia.
Franz Schulze en su libro “Mies van der Rohe: una biografía crítica”, comenta que el arquitecto evocaba la catedral gótica de Aquisgrán siendo ya adulto de una forma tan intensa que la impresión que decía que le había causado pudo haber despertado ideas asociadas al concepto de “espacio universal” que exploró en sus propios diseños maduros.
El autor de su biografía entiende que Mies estuviera contemplando la iglesia de su ciudad no tanto desde una visión imparcial, sino a través del cristal de su propia arquitectura. No obstante, la especificidad de su recuerdo puede tomarse como una muestra del impacto que le causó el venerable edificio.
Edificios en altura
Mies proyecta en 1919 –para un concurso de ideas– un rascacielos para oficinas en Berlín. Se trata de un esqueleto de hierro, enteramente acristalado de 20 pisos. El terreno triangular dio a Mies la idea de una planta poligonal. No gana el concurso, pero entre 1920 y 1921 continúa con sus investigaciones del edificio realizando ensayos sobre una planta con curvatura.
Werner Blaser en su libro “Obras y Proyectos de Ludwig Mies van del Rohe”, comenta que el tipo de edificios de oficinas de Mies se adoptó en el mundo entero, ya que fue un maestro en el empleo de la construcción en hierro y vidrio. Pero fue más lejos, al perfeccionar la estructura hasta convertirla en una creación de perfecta elegancia, que él mismo había apreciado en las obras clásicas del pasado.
Mies van der Rohe dijo en una oportunidad, refiriéndose a sus edificios en altura que eran “arquitectura de piel y huesos”. La observación y el análisis atento de la catedral de su ciudad, lo lleva a construir “catedrales contemporáneas” donde el concepto de la estructura siguió vigente al igual que la universalidad del espacio.
Al visitar la catedral neogótica de La Plata comprendemos que las investigaciones de Mies van der Rohe para concretar su arquitectura, han alcanzado la categoría de perfección, inspirándose en el pasado con la mentalidad de nuestro tiempo.