Un presidente y una ciudad

Jóvenes despidiendo al ex presidente Raúl Alfonsín.
Jóvenes despidiendo al ex presidente Raúl Alfonsín.

La semana pasada, vivimos momentos emotivos con la partida del primer presidente del último período de la democracia contemporánea argentina.

Un colega –profesor de una escuela de arquitectura– me reenvió un mail que escribió a sus alumnos a propósito de este acontecimiento. Leer este escrito, me llevó a recordar un hecho que, lamentablemente, fue muy criticado y que de haberse concretado, hubiera inyectado aire fresco al federalismo de este país. Nos referimos al proyecto de traslado de la Capital Federal de la República Argentina desde Buenos Aires a Viedma, en la Patagonia.

Un presidente: una carta

La carta del profesor a sus estudiantes decía:
“Queridos alumnos, murió Raúl Alfonsín.
“Quizás muchos de ustedes no habían nacido cuando él asumía la presidencia, aquel 10 de diciembre de 1983. Era un país muy distinto al actual, ya que había terminado pareciéndose más a la Alemania de Hitler, que a otra cosa.
“El Presidente Alfonsín era un hombre sincero, tozudo, de ideales, leal, todos atributos que cautivaban a la juventud.
“Quizás por eso mis amigos y yo –a sus edades– cuando lo escuchábamos lo admirábamos, en aquella querida Escuela de Arquitectura.
“Recuerdo cuando estuvo en campaña presidencial y fuimos a verlo a la plaza de la ciudad, terminó su discurso recitando el Preámbulo de la Constitución Nacional… Él construía ciudadanía…”

Una ciudad: otras ciudades

Brasilia, capital de Brasil.
Brasilia, capital de Brasil.

Entre 1986 y 1989, durante la presidencia del Dr. Raúl Alfonsín, el Poder Ejecutivo Nacional intentó establecer la Capital Federal de Argentina en la conurbación Viedma-Carmen de Patagones. Para ello se sancionó la ley nacional 23.512 y se creó el Ente para la Construcción de la Nueva Capital.

El plan para trasladar la Capital Federal de la República Argentina hacia un complejo de ciudades en la Patagonia –formado por Viedma, la capital de la Provincia de Río Negro, y Carmen de Patagones, la ciudad más austral de la Provincia de Buenos Aires– formó parte del “Proyecto Patagonia y Capital”

El mismo tenía como fin descentralizar y desburocratizar el poder político y separarlo del poder económico del país, ambos excesivamente concentrados en el Gran Buenos Aires, solucionar el problema demográfico que cuenta la Argentina, desarrollar inversiones en el interior del país y dar inicio a una nueva revalorización del Estado Federal.

Esto no es un invento, si se considera que hubo otros casos en el mundo de traslado de ciudades capitales, como el de Brasilia, en Brasil (1960) y Camberra, en Australia (1908) Distinto a lo que sucedió en Canadá, ya que el traslado de su capital a Ottawa en 1857, no significó la construcción de una ciudad desde sus cimientos, sino que ya existía esta urbe con anterioridad.

El ejemplo más recordado es el de Brasilia, que comenzó su construcción en 1956, siendo Lucio Costa el principal urbanista y Oscar Niemeyer el principal arquitecto. En 1960, se convirtió oficialmente en la capital de Brasil. En esta ciudad se aplicaron conceptos del desarrollo urbano propios del movimiento moderno. Su arquitectura es netamente funcionalista y con resoluciones formales muy plásticas. En 1987 la Unesco declaró a esta ciudad Patrimonio Cultural de la Humanidad, siendo la única ciudad construida en el siglo XX que ha recibido este honor.

Con respecto a Camberra, es inusual entre las ciudades australianas. Después de una competición internacional para el diseño de la ciudad, la construcción comenzó en 1913. El diseño tuvo la influencia de las ideas de la «ciudad jardín» e incorpora en diferentes áreas vegetación natural, que la llevaron a obtener el título de «capital del arbusto». Aunque el crecimiento y desarrollo de Camberra sufrió dificultades, surgió como una ciudad próspera después de la Segunda Guerra Mundial.

Cuando aquel profesor –nombrado al comienzo de esta nota– envía la carta a sus alumnos diciendo que RA “era un hombre sincero, tozudo, de ideales, leal, todos atributos que cautivaban a la juventud”, pudimos comprender ahora, al recordar a Viedma-Carmen de Patagones, por qué aquel personaje se animó a presentar la utopía –que pudo ser realidad– de una nueva ciudad capital de nuestro país. Era una idea brillante, fresca y que produciría una revolución cultural… Los argentinos, tal vez, no nos atrevimos a soñar…

2 comentarios en “Un presidente y una ciudad

  1. Argentina es un pais muy rico en todos sus aspectos, tenemos el privilegio de tener todo lo que un Pais quiere tener (distintas zonas climaticas, recursos naturales desde pequeños espacios verdes hasta grandes reservas, y principalmente lo que va ser factor de grandes guerras dentro de unos años, que es el AGUA, siendo que no la sabemos aprovechar en su uso, y muchas cosas mas) , pero yo creo desde mi opinion que se debe empezar primero que todo fortaleciendo la BASE , que hace sustentable a cualquier cosa, la BASE de Gestiones Politicas con la Participacion siempre de todas las disciplinas que hacen a esta tematica, para pensar que pasaria con esta utopia que propuso el Sr. Alfonsin, atraves de un Plan Piloto de Descentralizar los Poderes que se encuentran en Buenos Aires hacia el interior del Pais, como dice el articulo, ver que pasaria si se genera una gran revolucion entre ciudades de gran vagaje cultural, que podrian complementarse. por que no?

  2. Es inadmisible soñar con fundar una capital nueva, sobre un modelo económico de saqueo y desgloce como fue el Plan Austral. Para soñar, primero hay que ser independientes económicamente, como fue Brasil con Kubitschek.

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