En momentos que vivimos con preocupación la crispación entre el campo y el Gobierno Nacional, quien lee el título de esta nota puede pensar que tomamos partido por la izquierda, en detrimento de la derecha. Para nada, hoy les contamos el trabajo interesante que vienen desarrollando en materia turística en la ciudad de Alta Gracia.
Tiene que ver, con contar historias que resulten seductoras para generar ingresos, a través del turismo. Con el slogan «Visite Alta Gracia, patrimonio de la humanidad», esta localidad situada a tan sólo 36 kilómetros de la ciudad de Córdoba, es uno de los atractivos turísticos más importantes de la provincia de Córdoba. La Estancia Jesuítica, la casa de Manuel de Falla, la gruta de Nuestra Señora de Lourdes y el museo del «Che» Guevara, la convierten en una ciudad con atrayentes ofertas culturales.
Inaugurada en el año 2001, Villa Nydia es una de las viviendas que habitó Ernesto Guevara de la Serna y su familia. Hoy convertida en museo, en las salas se muestran las vivencias de la infancia y adolescencia del «Che» en Alta Gracia. Experiencias que contribuyeron a crear la personalidad y el carácter de quien se proyectó en la historia como «EL CHE».
Ernesto Guevara de la Serna nació en la ciudad de Rosario el 14 de junio de 1928. Desde los 4 a los 16 años, es decir su infancia y parte de su adolescencia, el pequeño «Teté» vivió en Alta Gracia. Aquí, el clima seco mitigó los efectos de su asma, lo que le permitió realizar actividades de los niños de su edad, cultivó amistades y gozó libremente de la naturaleza, que tan hondo caló en el espíritu del Che.
Por eso, resulta indispensable entrar en esa etapa de su vida para un profundo conocimiento de su naturaleza humana. En su adolescencia, con su enfermedad controlada, la personalidad de Ernesto comenzó a delinearse con firmeza. Fue un lector voraz apasionado por el ajedrez, la fotografía, el golf y el rugby. Su espíritu inquieto lo llevó a viajar para conocer otras geografías, otras personas, y en esos viajes siempre estuvieron presentes sus primeras excursiones por las sierras de Alta Gracia.
En el transcurso de sus estudios universitarios, Ernesto realizó varios viajes. El primero, su conocido raid en bicicleta a la cual le adosó un motor, con la que recorrió doce provincias argentinas (incluida Catamarca); otro posterior en motocicleta, con su amigo Alberto Granado, por América del Sur; por último, siendo ya médico, culminó su gira por América, con el encuentro de Fidel Castro en México, donde comenzó a gestarse la Revolución Cubana. De allí en más, Ernesto Guevara se proyectó históricamente como el «Che». Más tarde él fue muerto en Bolivia el 9 de octubre de 1967.
Hoy Villa Nydia abre nuevamente sus puertas como Museo Casa Ernesto Che Guevara, para recibir a quienes lleguen buscando a Teté, Ernesto, al Che…En una de las salas del museo, puede el visitante leer lo que escribió su hermano, Roberto Guevara de la Serna: «Con mi familia consideramos como ‘nuestra casa’ a Villa Nydia, en la calle Avellaneda, la que exteriormente se encuentra igual que entonces, todavía con sus dos pinos en el frente». El museo muestra el honroso tributo de la tierra que lo vio crecer, a su memoria, a su vida digna y a su ejemplo. Sobre todo para las nuevas generaciones, que encuentran en ésta, su casa, el eco de sus pasos. Aquí se perpetúa un sentido homenaje, al niño, al joven, al amigo, a la figura universal: «EL CHE». Este museo abre sus puertas el día 14 de julio de 2001, por una iniciativa de los vecinos de Alta Gracia y, como ellos dicen: «Desde aquí queremos mostrar qué fue lo que Ernesto encontró y vivió en este lugar, que contribuyó a crear la personalidad y el carácter de quien se proyectaría en la historia como «EL CHE».
Contar una historia para generar ingresos
Pero un día, el sábado 22 de julio de 2006, Fidel Castro y Hugo Chávez visitaron el museo del Che en Alta Gracia, el «templo de la revolución» como ellos lo llaman. En ese instante, todo el mundo veía a través de la tele, cómo en medio de un fuerte operativo de seguridad, el líder cubano y el presidente venezolano fueron recibidos por cientos de vecinos. Estuvieron en el lugar durante poco más de una hora, y luego partieron rumbo a Córdoba. Muchos periodistas estuvieron en el lugar y contaron cómo fue la recepción.
Afuera de la casa, la emoción era incontenible. Llegó el momento de las despedidas. Entonces, cuando salían, a los dos les pidieron que firmaran el libro de visitas. Llegó el turno de Fidel y dijo: «Lástima que no traje mi pluma con trazo grueso». A Alta Gracia no le importó la marca que dejaron aquí ambos presidentes, les cambió la vida.
Un amigo me dijo con cierta ironía, que esta casa museo podría ubicarse dentro del «turismo político…» Lo concreto es que hoy las visitas al lugar son incesantes.
Alguna vez habrá escuchado el lector, si dio una vuelta por nuestra hermosa Fiambalá, cómo se comenta en el lugar que sus piletas con aguas termales fueron visitadas por Luciano Pavarotti, uno de los cantantes contemporáneos más famosos en el mundo de la ópera, como en otros múltiples géneros musicales. ¿Será verdad? ¿Será mentira? Pero lo cierto es que, en materia turística, se puede crear el clima para contar historias que permitan al turista que va a un lugar, vivir experiencias y participar… ¿Por qué no va a querer hacerlo donde el famoso cantante se dio un chapuzón?