Un debate generado entre alumnos y profesores del Taller de Diseño Arquitectónico de quinto año, de la Escuela de Arquitectura de la Universidad Nacional de La Rioja, motiva esta nota. En el encuentro, se planteó la problemática de los edificios en altura en la trama de nuestras ciudades. SFVC y La Rioja tienen la misma escala, por lo tanto es conveniente reflexionar sobre estos temas.
El negocio inmobiliario de los edificios en altura –de diez pisos por lo menos– es una realidad en nuestros días. Algunos urbanistas sostienen que éstos deberían ubicarse en un lugar especial de la ciudad que permita la construcción de estas viviendas de alta densidad. En SFVC los planes urbanos de Sarraihl y Gazzoli preveían la ubicación de los edificios altos a lo largo de la avenida Presidente Castillo, para preservar la cuadrícula fundacional.
Al no ponerse en práctica en su totalidad las normativas Sarraihl-Gazzoli, se han construido en las últimas décadas en SFVC edificios en altura dentro del área central. En estos casos cobraba fuerza la honestidad del arquitecto que diseñaba estos edificios, respetando la escala, las alturas y vistas que conforman el paisaje urbano del área central.
Luego de esta rápida introducción, queremos contarle al lector de esta columna el caso de un edificio que está ubicado en la esquina de calles San Martín y Sarmiento. Al ver las fotografías, lo reconocerán inmediatamente.
Ya hablaremos en otro momento de la arquitectura del edificio. Por ahora, queremos analizar su implantación, en una manzana con un alto valor patrimonial, en la que se encuentra, nada más y nada menos, que la Iglesia Catedral Basílica, más precisamente en la fachada oeste de la plaza principal.
Cuando el arquitecto Luis Caravati diseña el atrio de la catedral, está expresando, con su materialización constructiva, que ningún edificio ubicado en esa cuadra deberá discrepar con las alturas del acceso al edificio religioso.
Vemos que esta premisa se cumple tanto en la Casa de Gobierno (diseñada también por Caravati) como en el edificio del Club Social. Ambos tenían en un principio una sola planta, pero con el tiempo se construyó el primer piso para conseguir su objetivo: la armonía.
El edificio contemporáneo citado, que fue sede de un banco y ahora lo es de un juzgado, plantea una torre retirada de un basamento, teniendo éste la misma proporción de los edificios que se encuentran en la cuadra. Esto lo puede notar el lector al observar la fotografía registrada desde la calle Sarmiento, al sur.
Aquí funcionó el buen razonamiento del arquitecto, considerando las normativas que existían en el momento de su implantación y teniendo en cuenta –a nuestro criterio– lo desacertado que en el área central de nuestra ciudad se levanten edificios. En definitiva, la resolución de la torre con su basamento viene a atenuar, en cierta medida, su equivocada ubicación.
El basamento del edificio examinado en esta oportunidad, respeta las alturas del conjunto: Casa de Gobierno, Catedral y Club Social. No es una construcción más alta o más baja que el conjunto. Por lo tanto, no desentona. Y otro dato importantísimo: es arquitectura contemporánea.
Es “la arquitectura de nuestros tiempos” como decía al arquitecto moderno Mies van der Rohe, citado en la columna anterior a propósito de su influencia sobre el arquitecto Mario Roberto Álvarez, quien diseñó el ex Centro de Salud de la ciudad.
Nos animamos a decir que Caravati hubiera tenido la misma postura. Si el italiano estaría vivo en estos momentos, construiría sus edificios usando los recursos estéticos y tecnológicos de nuestros días. Estamos seguros que no miraría una foto del pasado para hacer un edificio en esta cuadra tan especial de la ciudad. Esa es la grandeza del maestro lombardo, quien diseñó una ciudad que es única en el noroeste argentino: nuestra SFVC.
Muy bueno el artículo del diario, recién lo leo ¿Es un concepto tan difícil de entender?