Pensar la ciudad desde de una de sus fachadas

Nota publicada en el diario El Esquiú el sábado 31 de octubre de 2020

El debate generado en estos días por los trabajos que se iniciaron en la Casa de Gobierno, motiva esta nota. La preocupación del vecino por su derribo llevó a plantear todo tipo de teorías en las redes sociales. Lo cierto es que ese edificio será intervenido para que vuelva a su estado original, según el comunicado oficial.

Mucha arquitectura de gran valor patrimonial ha sido demolida en las últimas décadas para construir edificios en altura; ya que en el área central de la ciudad existen una serie de ventajas que no se encuentran en otros sectores de la ciudad. En esto último podemos disentir, pero ya es un hecho consumado.

El negocio inmobiliario de los edificios en altura –de diez pisos por lo menos– es una realidad en nuestros días. Algunos urbanistas sostienen que éstos deberían ubicarse en un lugar especial de la ciudad que permita la construcción de estas viviendas de alta densidad. En SFVC los planes de ordenamiento territorial de Sarraihl y Gazzoli preveían la ubicación de los edificios fuera del área central, para preservar la cuadrícula fundacional.

Al no ponerse en práctica en su totalidad las normativas de los arquitectos mencionados en el párrafo anterior, se han construido en las últimas décadas edificios en altura dentro del área central. En estos casos cobraba fuerza el criterio del arquitecto que los diseñaba, respetando la escala, las alturas y las vistas del paisaje urbano.

Luego de esta rápida introducción, queremos contarle al lector de esta columna un caso de un edificio que está ubicado en la esquina de calles San Martín y Sarmiento. Ya hablaremos en otro momento de la arquitectura del edificio. Por ahora, queremos analizar su implantación, en una manzana con un alto valor patrimonial, en la que se encuentra, nada más y nada menos, que la Iglesia Catedral Basílica, más precisamente en la fachada oeste de la plaza principal.

Cuando el arquitecto Luis Caravati diseña el atrio de la catedral, está expresando, con su materialización constructiva, que ningún edificio ubicado en esa cuadra deberá discrepar con las alturas del acceso al edificio religioso.

Vemos que esta premisa se cumple tanto en la Casa de Gobierno (diseñada también por Caravati) como en el edificio del Club Social. Ambos tenían en un principio una sola planta, pero con el tiempo se construyó el primer piso para conseguir un resultado armónico.

El edificio contemporáneo citado, que fue sede de un banco y ahora lo es de un juzgado, plantea una torre retirada de un basamento, teniendo éste la misma proporción de los edificios que se encuentran en la cuadra. Esto lo puede notar el lector al observarlo desde la calle Sarmiento, al sur.

Aquí funcionó el buen razonamiento del diseñador, considerando las normativas que existían en el momento de su implantación y teniendo en cuenta –según el criterio de muchos– lo desacertado que en el área central de nuestra ciudad se levanten edificios. En definitiva, la resolución de la torre con su basamento viene a atenuar, en cierta medida, su polémica ubicación.

El basamento del edificio examinado en esta oportunidad, respeta las alturas del conjunto: Casa de Gobierno, Catedral y Club Social; no es una construcción más alta o más baja que el conjunto. Por lo tanto, no desentona. Y otro dato importante: es arquitectura contemporánea.

Es “la arquitectura de su tiempo” como decía Mies van der Rohe, citado ya en otra columna de opinión a propósito de su influencia sobre el arquitecto Mario Roberto Álvarez, quien diseñó el ex Centro de Salud de la ciudad.

Nos animamos a decir que Caravati hubiera tenido la misma postura. Si el italiano estaría vivo en estos momentos, construiría sus edificios usando los recursos morfológicos y tecnológicos de nuestros días, pero respetando el paisaje urbano que le da identidad a la ciudad.

Por Basilio Bomczuk, arquitecto

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