Santiago y su terminal

La Terminal de ómnibus de Santiago del Estero.
La Terminal de ómnibus de Santiago del Estero.

Cuando el arquitecto Jaime Lerner asumió la intendencia de la ciudad brasileña de Curitiba, allá por la década del setenta, había un tema que lo desvelaba: el transporte público.

Pensó entonces, la mala fortuna de gobernar una ciudad con escasos recursos económicos que le imposibilitaban construir un metro o subterráneo para liberar las calles de grandes vehículos e ir, paulatinamente, hacia una urbe más humanizada, donde el ciudadano de a pie, fuera el feliz protagonista.

Y se le ocurrió una brillante idea: hacer un metro, pero en las avenidas, y es así cómo hoy circula por éstas por carriles diferenciados el transporte público, otorgándole protagonismo al peatón.

Cabe reflexionar que el modelo Curitiba ya se aplicaba entre SFVC y las chacras; recordemos el tranvía que circulaba a fines del siglo XIX, mencionado en otra oportunidad en este espacio. Sucede que Curitiba transformó el sistema en “marketinero” y salió a exportarlo a otras ciudades del mundo…

En las ciudades de nuestro país, además de no resolver en su totalidad el transporte público de pasajeros, se agrega un problema mayor: el ingreso y egreso de los ómnibus de mediano y gran porte que recorren largas distancias por avenidas y calles hasta llegar a las terminales de pasajeros.

El tema del transporte público, que motiva a comentarlo en esta columna de opinión, reapareció en mi memoria los otros días, cuando tuve la oportunidad de visitar la vecina ciudad de Santiago del Estero.

Allí, acaba de inaugurarse a fines del año pasado una terminal de ómnibus que constituye un ejemplo sobre cómo encarar el ingreso y egreso a la ciudad de estos grandes vehículos que transportan pasajeros.

La nueva terminal está ubicada a muy poco metros de la antigua terminal de trenes y por lo tanto, prácticamente en el centro de la ciudad. Para que los ómnibus puedan circular desde la ruta hasta la terminal, se construyó un viaducto que es usado única y exclusivamente por aquellos, evitando así los congestionamientos, producto de la circulación por las avenidas y calles.

Tomando la línea del viejo terraplén –en el que se asentaban las vías que le permitían al tren llegar hasta la estación– el sistema usado en la ciudad vecina, recupera el espíritu del ferrocarril con las inmejorables ventajas para el pasajero.

Algunos podrán criticar la forma del nuevo edificio, el costo del mismo o se podrá tener discrepancias políticas con quienes tuvieron la gestión de hacerla, pero lo cierto es que, desde el punto de vista urbanístico, la solución es muy creativa. El ómnibus ingresa y egresa del centro de la ciudad como si fuera un tren. El pasajero llega al centro de la ciudad en cuestión de minutos y no se produce caos en el tránsito.

Por otro lado, el edificio devuelve la dignidad a la gente que espera el llamado a abordar su ómnibus. Los baños limpios –cosa muy poco frecuente en obras de este tipo en el norte del país– lugares de espera agradables, comercios y bares de muy buen diseño; están contenidos en un edificio climatizado en verano e invierno, constituyendo la envidia de cualquier alcalde de ciudad desarrollada que no cuenta con algo así.

El pasajero accede a la planta alta –para encontrarse con su ómnibus– ya sea recorriendo una rampa que cumple con las normativas para discapacidad, o bien por dos escaleras mecánicas de buen ancho o también por dos ascensores de última generación.

Santiago del Estero sorprende al turista que llega a su ciudad y si no miren el reportaje fotográfico que publicamos, en el que hasta pueden apreciar el reloj que rememora la vieja estación de trenes.

Las puertas en el ingreso.
Las puertas en el ingreso.
La planta baja. Al fondo las escaleras.
La planta baja. Al fondo las escaleras.
Las escaleras que llevan a la planta alta donde están las plataformas de embarque.
Las escaleras que llevan a la planta alta donde están las plataformas de embarque.
Una vista lateral de las escaleras. Se alcanza a ver la planta alta.
Una vista lateral de las escaleras. Se alcanza a ver la planta alta.
Un sector de espera en planta baja.
Un sector de espera en planta baja.
Pantallas para ver televisión, en la espera.
Pantallas para ver televisión, en la espera.
La gran rampa vista desde la planta alta.
La gran rampa vista desde la planta alta.
Los ascensores en planta alta.
Los ascensores en planta alta.
La espera en planta alta. El reloj a la izquierda.
La espera en planta alta. El reloj a la izquierda.
Las plataformas de partida de los ómnibus.
Las plataformas de partida de los ómnibus.
Los pasajeros suben al bus.
Los pasajeros suben al bus.
Desde la planta alta se observa un perfil de la ciudad.
Desde la planta alta se observa un perfil de la ciudad.
El ómnibus sale de la terminal y emprende viaje.
El ómnibus sale de la terminal y emprende viaje.
El ómnibus ya recorre el viaducto que lo lleva a la ruta.
El ómnibus ya recorre el viaducto que lo lleva a la ruta.
En viaje.
En viaje.

6 comentarios en “Santiago y su terminal

  1. El transporte público en las ciudades argentinas a quedado anclado a resoluciones improvisadas desde hace setenta años, ejemplos puntuales como el que está publicado ayudan y dan pié para tomar posturas e intentar organizar cambios.
    Sin embargo, la distorsión de todos los elementos que intervienen en el transporte público; desde la legislación, los acuerdos politico-sindicales, la falta de cumplimineto de las normas, la concepción erronea de lo que es público, privado o mixto, las prevendas, la falta de control, entre otros males acumulativos, hacen que sea dificil salir de la maraña de caos que en general existe en los sistemas de transporte publico de nuestras ciudades.
    «Otra unidad 0km!!» hace alarde en los vidrios porteriores de algunas unidades nuevas… y por mas unidades que se suman, siempre nos vamos a quejar -y con razón- del servicio deficiente, puesto que no hay estrategias, solo paleativos.
    Un plan coherente, con objetivos claros y paulatinos hacen que intervenciones como la de Santiago del Estero, funcionen como elementos de aporte en el tiempo, y no que queden ensimismadas.

Responder a gastón del pino Cancelar la respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *