Un plan sustentable para nuestro Territorio

Nota publicada en el diario El Esquiú el sábado 8 de agosto de 2020.

La ciudad de Catamarca y las localidades vecinas, han experimentado un crecimiento extraordinario en las últimas décadas; algo que es común en muchas ciudades del país y del mundo, ya que la gente emigra de las áreas rurales a las urbanas, con la esperanza de mejorar su calidad de vida.

Esto ya lo ha mencionado, en innumerables ocasiones, el reconocido arquitecto y urbanista español, Fernando de Terán. En su libro El Problema Urbano, dice que: “Uno de los hechos más significativos que afectan y caracterizan a la organización actual de la vida humana sobre la Tierra es el proceso de concentración de la población en las ciudades, que está conduciendo a una situación totalmente nueva en la Historia, y provocando unos problemas también nuevos, de extraordinaria gravedad. Esa nueva situación, en términos generales, viene dada por el enorme y veloz aumento de tamaño de las ciudades y por las repercusiones que ello provoca. De ambas clases de fuerzas se derivan también los graves problemas que el fenómeno está produciendo en la ciudad y en el territorio: hacinamiento, especulación del suelo, congestión circulatoria, escasez de viviendas, contaminación atmosférica, desintegración social y violencia, deterioro ambiental, dispersión de desechos y vertidos contaminantes, destrucción del paisaje natural”.

Los municipios que conforman El Gran Catamarca, tendrían que comenzar a considerar seriamente los aspectos del pensamiento complejo que plantea Terán. Por otro lado, hace falta una fuerte voluntad y decisión política de los intendentes que les permita entender que la planificación urbana aislada por localidad, no conduce a resolver los problemas a futuro.

Hoy en día la solución pasaría por una Planificación del Territorio que involucre a todas las poblaciones que conforman el Valle Central. Nuestro medio natural o físico, con el río Del Valle y sus arroyos, los sistemas montañosos de El Ancasti y El Ambato; y nuestro medio cultural o antropológico, con las actividades humanas de las distintas urbanizaciones que lo conforman, constituyen variables a tener en cuenta para trabajar esa proyección.

Ramón Gutiérrez, un arquitecto que ha dedicado toda una vida a la investigación del patrimonio arquitectónico, en su análisis de la arquitectura y las ciudades latinoamericanas de los últimos veinticinco años, destaca que “la planificación de éstas ha cambiado sustancialmente; ya no es de laboratorio, ahora busca la participación ciudadana, la opinión de los colectivos; está exigiendo una nueva mirada desde la propia comunidad y lo propio sucede con el patrimonio y los aspectos ambientales, que son los que marcan un nuevo camino para América Latina”.

El Territorio es un sistema complejo, donde entran a jugar todas las variables que menciona Fernando de Terán al principio de esta nota. Nosotros tuvimos a un arquitecto como Luis Caravati, que lo entendió cuando se instaló en el Valle Central, dando lugar a una producción arquitectónica que logró la síntesis de sus edificios con el lugar y que llevaría a que nuestra ciudad contara con un tácito Plan Urbano Ambiental. Esta certeza perduró (como ya lo mencionamos en este espacio de opinión) hasta las últimas décadas del siglo pasado cuando arribaron Eduardo Sarrahil y Rubén Gazzoli que la tomaron como una semilla germinal para el Plan Territorial del Gran Catamarca. Desde esos tiempos a nuestros días, hay que sincerarse, no ha habido avances de planificación con características tan revolucionarias.

Hay problemas que podrían resolverse contando con una imagen del Territorio que resulte en un Plan, de acuerdo a los paradigmas ambientales y participativos. Así, por caso, la degradación ambiental que viene experimentando sistemáticamente en los últimos años Valle Viejo, podría solucionarse si nos sentamos a debatir entre la ciudad Capital y los municipios próximos. Al igual que un plan de movilidad, del que ya hemos hablado en otra oportunidad, tendría que ser una parte de un planteamiento integral; sólo así sería sustentable.

 

Por Basilio Bomczuk

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