Como ya lo comentamos en esta columna de opinión, los edificios en altura, tal cual los vemos hoy en día, mucho tienen que ver, en la evolución que han experimentado, las investigaciones que hizo el arquitecto moderno Mies van der Rohe.
Werner Blaser en su libro “Obras y Proyectos de Ludwig Mies van del Rohe”, describe que, desde el comienzo de su actividad en Alemania, Mies se opone a imitar los estilos del pasado, buscando técnicas que tradujeran claramente las propiedades de los materiales empleados.
Mies repudia todo adorno, a favor de la expresión rigurosa de la construcción. Muchos proyectos quedaron por realizar: eran utopías demasiado audaces para la época. Pero se trataba de una arquitectura generadora de ideas, de eso no caben dudas. Estas cualidades, propias de los materiales, el arquitecto las demuestra en sus croquis al carbón y en sus maquetas.
Ya señalamos, en otra oportunidad, que Mies van der Rohe, refiriéndose a sus edificios en altura, dijo que eran “arquitectura de piel y huesos”. La observación y el análisis atento en su juventud de la catedral de su ciudad, lo lleva a construir “catedrales contemporáneas”, donde el concepto de la estructura siguió vigente al igual que la universalidad del espacio.
Ahora, queremos recordar un edificio para oficinas que proyecta en 1919 para un concurso de ideas en Berlín. Al observar los dibujos realizados por el propio arquitecto, vemos que se trata de un esqueleto de hierro, enteramente acristalado de 20 pisos.
El terreno triangular, dio a Mies la idea de una planta poligonal. No gana el concurso, pero entre 1920 y 1921 continúa con sus investigaciones del edificio realizando ensayos, pero en este caso sobre una planta con curvatura. Los dos proyectos de rascacielos de vidrio –tanto el de planta poligonal como el de planta con curvatura– fueron ensayos destinados a examinar las posibilidades técnicas.
Las conclusiones de los ensayos realizados sobre estos edificios fueron publicados por Mies: “Podemos ver más claramente los nuevos principios estructurales si usamos cristal en lugar de paredes exteriores, lo que ya es fácil hoy en día en un edificio con esqueleto, cuyas paredes exteriores no soportan carga. El uso del cristal impone nuevas soluciones”
Mies, continua describiendo el diseño del rascacielos de Berlín: “Los rascacielos revelan su atrevido modelo estructural durante la construcción. Sólo entonces impresiona su gigantesca trama de acero. Cuando se colocan las paredes exteriores, el sistema estructural que es la base de todo diseño artístico queda oculto tras un caos de formas triviales y sin sentido. Cuando están acabados, estos edificios sólo impresionan por su tamaño; pero podrían ser, sin duda, algo más que meros ejemplos de nuestra capacidad técnica”
La filosofía de Mies es práctica cuando afirma que, en vez de intentar resolver los nuevos problemas con las viejas formas, debemos desarrollar las nuevas formas a partir de la naturaleza real de los nuevos problemas.
Atento a lo recién mencionado, comprendemos cuando el arquitecto dice: “Podemos ver más claramente los nuevos principios estructurales si usamos cristal en lugar de paredes exteriores, lo que ya es fácil hoy en día en un edificio con esqueleto, cuyas paredes exteriores no soportan carga. El uso del vidrio impone nuevas soluciones”
Werner Blaser, en el libro mencionado de su autoría, comenta que el tipo de edificios de oficinas de Mies se adoptó en el mundo entero, ya que fue un maestro en el empleo de la construcción en hierro y vidrio. Pero fue más lejos, al perfeccionar la estructura hasta convertirla en una creación de perfecta elegancia, que él mismo había apreciado en las obras clásicas del pasado.