Aún quedan diseminados en la trama urbana de SFVC edificios neoclásicos, eclécticos o coloniales, que son dignos de preservar para tener presente nuestro pasado y considerar así nuestra identidad. Pero muchas veces, el vecino desconoce que los edificios modernos existentes, también deben ser preservados.
Como es el caso del ex Centro Sanitario, ubicado en la manzana del área central, comprendida entre las calles Chacabuco, Ayacucho, Mota Botello y Caseros, obra del arquitecto argentino Mario Roberto Álvarez. Funcionan allí, en la actualidad, oficinas públicas del Ministerio de Salud de la Provincia.
El Movimiento Moderno surge a principios del siglo XX luego de los grandes cambios que experimentó la humanidad por aquel entonces. Las ideas de vanguardia y la aparición de nuevos materiales –hormigón armado, acero y vidrio– fueron el caldo de cultivo para que sus ideales se desparramaran por el mundo.
En el Movimiento Moderno (a pesar de lo que piensan muchos) el concepto que primaba no era el de la destrucción de las ciudades, sino que la gente pudiera vivir y trabajar en edificios dignos, en aquellas calles de las viejas ciudades europeas en las que ni siquiera entraba la luz natural. Es erróneo pensar que la arquitectura moderna solo viene a destruir lo viejo. Pero este es un debate que lleva su tiempo y que lo encararemos en otra oportunidad.
Volviendo al ex Centro Sanitario, es oportuno señalar, que el de nuestra ciudad, formó parte de una serie de edificios que se construyeron en otras urbes del país, como Tucumán, Santiago del Estero, Salta, Jujuy y Corrientes, entre los años 1948 a 1950, durante el primer gobierno del presidente Perón.
Estos edificios generalmente constituían un conjunto que se ubicaba en una manzana de la ciudad. En el caso de Catamarca, se construyeron 8.900 metros cuadrados en una manzana de 9.600 metros cuadrados.
El programa arquitectónico de estos conjuntos, constaban de una serie de locales que incluían, entre otros: auditorio, administración, consultorios, farmacia, jardín de infantes, fisioterapia, rayos, laboratorio, comedor, biblioteca, etc.
En un artículo titulado “El aporte de los arquitectos modernos”, de una publicación del año 1989, señala lo siguiente:
“Mario Roberto Alvares a través de los Centros Sanitarios para el noroeste argentino por él proyectados, demostraría en la segunda mitad de la década del 40, la posibilidad real de coexistencia entre las directivas oficiales en materia de “estilo” y las condicionantes funcionales y tecnológicas del tema de tan fuerte especificidad como las de la arquitectura para la salud. Aquellas obras, de impecable diseño e inobjetable funcionamiento constituyen, hasta hoy, una de las mejores respuestas ante la caprichosa hipersensibilidad de muchos puristas de la época, que fueron incapaces de efectuar un mínimo esfuerzo por lograr un balance entre el plano de la teoría y las inexcusables exigencias de la realidad”
Transcribimos este párrafo para que el lector se remonte a esta época. La arquitectura que se hacía tomando en cuenta los parámetros del Movimiento Moderno, era muy resistida por los arquitectos que enseñaban en las escuelas de arquitectura por aquel entonces.
Al leer lo que expresó en una oportunidad el arquitecto Álvarez con respecto a cómo ve él la arquitectura o lo que pretende hacer, nos da una idea de la coherencia que puso en práctica en nuestro ex Centro de Salud en SFVC:
“No creo que haya una arquitectura argentina. Nuestra arquitectura tendría que ser contemporánea. Desde ya que funcione bien, sea económica, sobria y simple, que no trate de llamar la atención y que dure.
“Yo siempre he dicho que como arquitecto soy barato y como dibujante soy caro. Esto es: no soy dibujante del señor que viene, con todas las ínfulas, pidiéndome arquitectura del pasado. Lo rechazo. De hecho, he perdido muchísimas obras para no contradecirme”
El arquitecto Álvarez, proyectó y construyó el edificio SOMISA (el primero del mundo hecho con chapa); el Teatro Municipal General San Martín y el edificio IBM (éstos tres en la ciudad de Buenos Aires) constituyendo obras donde la arquitectura y la estructura van hilvanadas. También mencionamos el Túnel subfluvial Paraná-Santa Fe.
Mario Roberto Álvarez interpreta la manzana de SFVC en la que proyecta y construye el ex Centro de Salud, ya que entiende “la ciudad de Caravati” Se destaca en su intervención el patio interno ubicado en el centro del conjunto, al que se llega ingresando por la plaza seca sobre calle Chacabuco y luego de traspasar un muro curvo. Este espacio es una referencia al patio del Pabellón Alemán en la Exposición Universal en Barcelona de 1929, de su maestro: Mies van der Rohe.
En SFVC, por suerte, contamos con un excelente ejemplo de arquitectura moderna. Obra de un grande, como es Mario Roberto Álvarez. Si pasaste por esta manzana y no le diste importancia a lo que está allí construido, ahora al hacerlo, valorarás en su real dimensión lo que significa este edificio y comprenderás que, a veces, las “obras varias” que se encaran en conjuntos de esta naturaleza, pueden llegar a dañar irremediablemente el patrimonio de SFVC.
ante todo una muestra mas del limitado espectro de valorizacion del patrimonio que como ciudadanos y ,especialmente como profesionales, nos caracteriza.
una obra impecable,la sintesis de lo gestual.de lo economico, en la pureza de la creacion que a estas alturas del crecimiento en cuanto a la produccion local ,es tan necesaria,no es una obra lo que caracteriza una ciudad ,sino el conjunto y su diversidad.
es necesario comprender el valor del espacio publico ,las expansiones ,la libertad de movimiento y de visuales que obras como estas ( en estado original) nos enseñan.gracias